miércoles, 29 de abril de 2015

El Líbano, "Prefacio a la Violencia"

Colonización antioqueña siglo xix.

En 1865 existían en variadas etapas de determinación unas cuarenta casas de madera y bahareque y cerca de ellas un pequeño aserradero para suplir las necesidades de madera aserrada. En 1866 se aseguro la permanencia en el Líbano cuando el supremo estado del Tolima le concedió a la aldea su estado legal. Dieciséis mil hectáreas de tierra virgen le fueron otorgadas para ser distribuidas en lotes de 30 hectáreas a personas que las hicieran producir.
El Líbano creció rápidamente, mirada esta expansión desde la economía, el medio ambiente, y la política. A pesar de producir caña de azúcar, papa, y banano, fue el café lo que convirtió al Líbano en el potosí agrícola del Tolima, la bonanza cafetera no solo beneficio el sector agrícola, sino también genero industrias subsidiarias. Esta también beneficio a la población por medio de empleos, puesto que se necesitaban arrieros, bodegas, molinos, y personas para seleccionar los granos del café. En la historia del rápido crecimiento del Líbano encontramos un contexto político y cultural. El crecimiento de este municipio durante las décadas de 1860 y 1870 fue estimulado por gobiernos liberales, por esto dos años después de su caída, el Líbano tuvo que ceder parte de su territorio a su vecino conservador villa hermosa

Siglo xx.

El Líbano entro al siglo xx con una personalidad municipal bien desarrollada. La región era económicamente prospera y estaba constantemente en movimiento a medida que nuevos colonizadores llegaban para el auge del café. Las elites locales estaban a disposición de Bogotá o Ibagué, fue así como por factores fuera de su control en la guerra civil de 1895 terminaron con la vida de su reverenciado isidro parra. El fundador fue asesinado mientras dormitaba en una choza, los mismos conservadores lamentaron el hecho. El asesinato de parra le dio al Líbano un salto liberal y la guerra de los mil días, intensifico la politización de todos los liberales.

Elecciones presidenciales 1922

La frustración liberal en el Líbano como en muchas otras partes había alcanzado en 1922 niveles peligrosos, en ese mismo año el partido liberal se lanzo a la presidencia con el general Benjamín Herrera, contra el general conservador Pedro Nel Ospina. A pesar de la derrota los libaneses fortalecieron la decisión del liberalismo colombiano.

Elecciones municipales 1923

Los liberales del Líbano se acercaron a la plaza aquel 15 de octubre, había varias docenas de mesas y detrás de ellas un manojo de comisionados electorales conservadores con un manojo de papeles de listas de las personas que podían depositar sus votos.
Uno tras otro los campesinos liberales se identificaban y una y otra vez fueron rechazados con el mismo pretexto  “ ya voto”. Lo que hizo evidente que existía un fraude en la elección, los lideres liberales asediaron a los miembros del jurado electoral para protestas por la farsa, pero no les hicieron caso.

Pacto político sobre elecciones

El comandante de la policía Ernesto Polanco, asumió el papel de conciliador, reuniéndose primero con los conservadores, después con los liberales, y luego en conjunto; se logro establecer en el Líbano un “PACTO POLITICO SOBRE ELECCIONES”  donde los liberales aceptaban una minoría en la administración, pero a cambio se le garantizaba los juzgados, la dirección de la cárcel, la secretaria del concejo y los puestos de tesorero municipal y procurador de la ciudad.

La paz liberal

Durante los años de paz liberal (1936-1950), el Líbano continuaba sus pasos de progreso, en donde se publicaron 19 periódicos, los cuales funcionaban en un área metropolitana con una población de 10.000 habitantes. 

Gaitanismo

Un factor importante en la vida del campo fue el bandolerismo endémico. La división del liberalismo en 1942 gracias a Jorge Eliecer Gaitán, causa la ramificación del pueblo libanense. La llegada al poder de Alfonso López trae como consecuencia que los conservadores de la cordillera supieran que había llegado la hora de arreglar cuentas. Durante el año siguiente a la muerte de Gaitán, el gobierno abandono todo intento de complacer a las mayorías liberales del Líbano. Aumenta la agresividad de los campesinos conservadores y se sostienen las reuniones de autodefensa en la vereda de la yuca. Aumenta la migración campesina de liberales de Villahermosa, hacia el Líbano.

Estado de sitio

Cuando fue decretado el estado de sitio en noviembre de 1949, los liberales del Líbano se colocaron a la defensiva, ya que el consejo fue disuelto, y un gobierno reemplazo al gobierno civil.





PREFACIO DE LA VIOLENCIA.

Una cosecha de despojos.

En  1946 la población del Tolima estaba compuesta por jóvenes que ocupaban gran espacio del sector rural, 55% de todos sus habitante se hallaba por debajo de los 15 años de edad y entre el 70 y 80% de los mismos vivía en y trabajaba el campo, desde el sur como al suroeste se extendían todas las zonas de colonización, en el centro se desarrollaban rápidamente las ciudades.
Para 1948 los cinco municipios más prósperos; Ibagué, Armero, Líbano, Honda y Chaparral, producían más que los 24 restantes, lo cual quería decir que, en su mayoría, estos últimos subsistían, con base en presupuestos insuficientes para presentarle al pueblo siquiera los más rudimentarios servicios públicos.
Un 60% de todos los tolimenses estaba condenada al analfabetismo en los años cuarenta, estadística que se explica en parte por el aislamiento físico de una población muy dispersa. Solo un 25% de la infancia acudía a la escuela, y en los campos la cifra era menor. Las familias campesinas trabajaban en pequeños ranchos de bahareque. En muchos sitios los techos de latón corrugado comenzaron a reemplazar a los elaborados con materiales naturales, y los agricultores más ricos utilizaban para sus hogares piso de concreto.
Un sistema deficiente de transporte seguía aquejando al Tolima en la década de 1940. El departamento tenía poco más de mil kilómetros de carreteras adecuadas para el tráfico de vehículos, y muy pocos penetraban en la cordillera. Una gran mayoría de los municipios cafeteros, de donde provenía gran parte del ingreso departamental, ni siquiera contaba con carreteras en 1953, pero aún no estaba pavimentada y se veía frecuentemente bloqueada por derrumbes siendo imposible transitar durante buena parte del invierno.
Cada municipio contaba con una red de vías para animales de fardo y silla, aunque algunas veces era de tal condición que un viaje que pasaba de unos cuantos kilómetros dejaba exhausto al animal y al viajero. Desde luego, muchas de estas rutas eran transitables únicamente a pie. Miles de familias tolimenses se encontraban a un día de viaje de la aldea más cercana que por lo general solía ser una pequeña tienda en el cruce de dos caminos, con sus paredes invariablemente decoradas con descoloridos carteles que recomendaban “tomar Colombiana”, o recordaban que “Corona sabe mejor” o mostraban los restos de avisos garabateados en la última campaña política.
Una mayoría de los tolimenses terratenientes había llegado recientemente a las zonas templadas duran varias décadas de colonización a partir de 1840. Estos “nuevos Tolimenses” eran agricultores orgullosos e independientes, dedicados al cultivo del café, y como tales constituían una clase media de medios adecuados y repartida a lo largo del departamento.
Un gobierno equitativo en lo nacional, departamental y local podría haberle permitido al Tolima un proceso continuado hacia la segunda mitad del siglo XX, y una acción moderada en el campo de la reforma social podría haber sacado a la población marginal de sus  tremendos apuros.
El 20 de abril de 1946 el gobernador liberal, Ricardo Bonilla inauguro la asamblea del departamento con una nota desagradable empezó por decir a los diputados que el horizonte del Tolima estaba oscurecido por la intranquilidad laboral y la creciente tensión política. El objetivo de su mensaje era invitar a todos los Tolimenses a trabajar para que la violencia no estropeara las próximas elecciones presidenciales, una empresa difícil si se tiene en cuenta que las pasiones estaban ya excitadas por “dos vehementes y agitados” comicios el año anterior- Producto de una tradición civil que exigía frecuentes y divisorias elecciones.

Rodrigo Torres.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Powered by Blogger | Printable Coupons